
¿Cuál es el futuro del entrenador personal?
Vaya por delante que este mini-artículo no tiene base científica sino que es un artículo de opinión basado en mi experiencia en el sector y en mi observación sobre la evolución de comportamientos de la demanda de este tipo de servicios.
Para intentar describir el futuro que preveo para la profesión de entrenador personal es necesario describir, aunque someramente, tres situaciones que confluyen en este sector actualmente.
La primera situación que destacar es el enorme aumento de practicantes de actividad física y deporte. Según el anuario de estadísticas de actividad física y deportes del Gobierno de España prácticamente se han triplicado los practicantes habituales de actividad física. Más concretamente, el volumen de deportistas habituales (práctica semanal de actividad física) ha crecido en España del 16% (2005) al 46% (2015). A modo de curiosidad, en la Comunidad de Madrid, este porcentaje llega hasta el 50%.
La segunda situación que me gustaría destacar es la evolución del cliente hacia un trato mucho más personal. Cada vez el cliente busca soluciones que de manera personalizada le acerquen a su objetivo más rápidamente. Además, muchas veces no se conforma solo con un “papel” que le diga lo que tiene que hacer, sino que demanda un trato por parte del entrenador personal muy cercano que le ayude a cumplirlo con una “experiencia” gratificante.
En cambio, la tercera situación no es tan positiva, y es que la situación económica en España no es la mejor que hemos tenido en los últimos años, la inflación disparada, los sueldos estancados, la pandemia… Esta situación provoca una pérdida de poder adquisitivo que limita y limitará en el futuro en muchos casos la contratación de un entrenador personal.
La clave: entrenamientos en grupos reducidos
Una fórmula de futuro que cada vez se está expandiendo más y más es la de entrenamientos en grupos reducidos, de entre 2 y 6 personas. De este modo, conseguimos un trato mucho más personalizado a un precio mucho más asequible. Esta fórmula consigue abaratar a más de la mitad el presupuesto destinado al entrenamiento, disfrutando de un trato personalizado debido a las pocas personas que participan en ese entrenamiento.
Este tipo de entrenamientos provoca un “acto social”, ya que permite compartir el tiempo con amigos, pareja, o conocer gente nueva. De este modo, no estaremos solos entrenando con nuestro entrenador personal, sino que compartiremos experiencia con quien nosotros queramos.
En mi opinión es una buena manera de “democratizar” esta profesión y que en el futuro esté cada día al alcance de más personas sin devaluar la labor del coach.
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